(Luisa Calfunao, encadenada, foto: Marcelo Garay Vergara) |
Las cadenas del Estado $hileno
X victoria aldunate/La Haine 2008
El conflicto no es mapuche, es del
Estado $hileno contra el Pueblo mapuche. Un Estado que usa a los “indígenas” en
su folclor, pero los encadena… Nos da vergüenza ser $hilenas, así como a Dean
Reeve, a Alice Walker, y a todas las activistas contra la Guerra rapiña en
Vietnam les daba vergüenza ser estadounidenses. Si el pueblo mapuche muere de
Dignidad, nosotras nos morimos de vergüenza*…
Un testimonio del periodista Marcelo Garay
Vergara**, da cuenta de que Luisa Calfunao, prisionera política mapuche, estuvo
casi cuatro meses encadenada en un hospital de Temuco.
Esto porque el Estado chileno, al mando de
Michelle Bachelet –socia lista- por medio del tribunal que condenó a Luisa a
tres años de prisión, la envió, estando ella completamente lúcida, a la sección
de psiquiatría del hospital de Temuco, en octubre de 2007. “Fue custodiada por
cuatro gendarmes y debió convivir con pacientes siquiátricos”. Estuvo
encadenada con una cadena que pesa, según comprobó el periodista Garay, cerca
de tres kilos.
Luisa, esta mujer mapuche que también lucha,
fue torturada por Gendarmería de Chile siendo engrillada las 24 horas del día
desde octubre a diciembre de 2007. Su hermana, la Lonko Juana Calfunao, también
presa política mapuche, fue golpeada brutalmente por Carabineros en la 2ª
Comisaría de Temuco en junio de 2004 y la consecuencia de esa tortura fue un
aborto contra su voluntad. La casa de Juana fue quemada intencionalmente el 26
de junio de 2004 y dentro de ella murió calcinado su tío Basilio Coñoenao. El
23 de diciembre de 2005, Juana y Luisa Calfunao nuevamente fueron brutalmente
golpeadas por la policía en su propia casa, delante de sus hijos e hijas, y de
niñas y niños de la comunidad, siendo luego detenidas. La jueza del Tribunal de
garantía de Temuco, calificó de ilegales las acciones policiales, ordenó la
liberación de las detenidas e instruyó investigar el origen de las heridas y
hematomas que ellas presentaban, pero nada de eso se hizo. Al contrario, el 4
de enero de 2006 la policía nuevamente allanó la comunidad, y otra vez
encarceló a las hermanas Calfunao, llevándolas a la 3ª Comisaría de Padre Las
Casas, donde fueron golpeadas y humilladas una vez más… El esposo de Juana,
Antonio Cadin, sus hijos Waikilaf y Jorge, son también presos políticos mapuche
y han sido salvajemente torturados. La hija de Juana, Carolina y la madre de
Juana y Luisa, Mercedes Paillalef, son hostigadas constantemente.
Héctor Llaitul Carrillanca, otro preso
político mapuche del caso Poluco-Pidenco, cada vez que ha sido trasladado a
diligencias carcelarias y médicas ha sido engrillado y todas y todos saben que
Patricia ha sido engrillada, encadenada y amarrada a su cama del Hospital de
Chillán por Gendarmería de Chile.
Pero, no sólo estas mujeres y hombres, ya
conocidos por su activismo, consecuencia y lucha son encadenados cada vez. Todo
el pueblo mapuche lo es. Las cadenas que engrillan a este pueblo son las más
pesadas de todas: despojo, racismo, desprecio, indiferencia y crimen… En los
allanamientos a las comunidades, las ñañas son golpeadas en el suelo, pateadas
por grupos de pacos –carabineros- violentadores y desclasados que traicionan su
origen. Son hechos prisioneros los hombres y las mujeres, y los niños corren
indignados y llorando tras el vehículo que se lleva a sus padres y madres. Esos
niños y niñas, juntan odio que transformarán en lucha***. Esto NO acaba.
Puede Bachelet y toda su Concertraición de
Partidos disque “por la Democracia”, hacer muchas campañas usando “indiecitos”,
como en su asquerosa publicidad el exterior: “Chile Somos Todos”, donde coloca
como imagen un nacimiento de Jesús con una María, un José y Tres Reyes Magos
mapuche. Puede travestirse este Estado, vestirse de mujer, usar faldas, hablar
de género y “contra” la Violencia hacia las Mujeres… Sin embargo, ¡NO LE
CREEMOS NADA! Sabemos que no renuncian al oro de las trasnacionales y que eso
más una pizca de arribismo, clasismo y racismo, tienen funcionando esta guerra
rapiña contra el pueblo mapuche.
LA GENTE NO SE VENDE Y NO ES HISTORIA
Alice Walker, escritora afroamericana
feminista, premio pulitzer, autora de “Color Púpura” y de “El Templo de mis
amigos”, ya denunció en los años 70, que a principios del siglo 20 en EE.UU.
colocaban a mujeres negras en los museos del imperio. Mujeres negras vivas.
Traidas de África, colocadas en un espacio tipo zoo para que los visitantes se
“instruyeran”: así son los negros, son historia y floclor… (Pero no lo
son, tienen gente digna como Bárbara Lee, una demócrata californiana afroamericana,
que fue la única de los 420 representantes de la Cámara estadounidense, que se
opuso a la guerra de Irak).
Al Estado $hileno, pretendiente a
desarrollado, también como a EE.UU. le gusta mostrar su exotismo mapuche, o
pascuense, o el que sea… Le da lo mismo, mientras se callen y se presten para
hacer alguna presentación en los actos diplomáticos.
Es lo que decía Matías Catrileo en un video,
antes de ser asesinado: “El gobierno quiere indígenas, pero nosotros no somos
indígenas, somos mapuche”.
Y es que, los mapuche no son piezas de museo.
Son personas y comunidades pensantes capaces de autogobernarse y
autodeterminarse. Las y los mapuche que luchan, no son un dato turístico, son
gente de la tierra, digna y libertaria. No se venden por un par de cuotas de
poder institucional.
“¿De que se nos acusa?”, pregunta la Chepa
desde su huelga de hambre y su dolor, y responde: “De no ceder ante la soberbia
del que hoy nos golpea, nos asesina y nos encarcela”.
Así es, justo como dice ella, el Estado
chileno es un agresor y como todos los agresores es hipócrita, mentiroso e
indiferente. Se hace el buen padre, saca a la guagua a pasear y luego le pega a
la madre o la vende como cualquier proxeneta, al mejor postor.
Juana Calfunao percibe el asesinato de la
tierra, por eso fue la primera que dijo: “Si la tierra es mujer, con ella se
está cometiendo femicidio”. Y es un femicidio de estado que también representa
etnocidio. El Femicidio consiste en vender la tierra, el agua, los bosques, en
hacer de cafiche de la pachamama, y el gran impedimento para su Trata de la
Tierra, son la gente que la defiende: las y los mapuche.
Pero donde hay coligues, coligues nacerán, si
cae uno, diez se levantarán… Desde el hospital de Chillan, Patricia Troncoso
llama “a todos los hombres y mujeres a que no pierdan la esperanza y a que no
renuncien a la justicia y a la construcción de una sociedad mejor”. Y si ella,
a 107 días en huelga de hambre, sometida a torturas, nos anima no hay nada que
preguntarse, no hay rendición.
Referencias
*de Carta de feministas argentinas a la Chepa:
“Carta abierta a la Chepa.
Hermana de las resistencias: no te mueras”.
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